Reconozco que, para mí, cruzar el Atlántico tiene algo de catártico. Hace años que publiqué que “…a veces hay que cruzar un océano para encontrar tu camino, y otras, hay que cruzar un océano para descubrir que lo que de verdad merece la pena lo tienes en casa…”.

De nuevo, la magia ha vuelto a aparecer.

Llegaba tocado a Centroamérica, lo reconozco. Hacía solo un mes y diez días que las elecciones de la SEFH habían arrasado el sueño de Horizonte Farma, nuestro sueño, con un resultado difícil de entender desde la perspectiva de proyecto, visión y trabajo.

Una de mis ponencias era el plan estratégico de Horizonte Farma, como un ejemplo de Plan Estratégico en Farmacia Hospitalaria, para que todos nuestros compañeros de Centroamérica conocieran e hicieran suyas aquellas ideas que más les gustaran, o incluso, porque no, el plan entero.

Hace tiempo que en mis ponencias intento contar historias, y por eso la empecé diciendo que “… hoy vamos a hablar de lo que algunos considerarán la historia de un fracaso, aunque yo no lo veo así, para mí es una historia de sueños rotos…”, expliqué porqué, y volví a contar nuestras creencias y nuestro plan, con la misma pasión y convencimiento que en plena campaña electoral.

Lo difícil de esta ponencia no era iniciarla, ni desarrollarla. Lo difícil era como acabarla, porque había que cerrar el circulo de los sueños rotos, e inevitablemente había que hablar de futuro, lo que me abocaba a enfrentarme a la realidad sin paliativos y a desenmarañar mis sentimientos, fueran estos los que fueran.

Aunque, si algo suele darme Centroamérica, es iluminación.

Kintsugi es una palabra japonesa que significa literalmente “cicatriz dorada”. Cuando un objeto muy valioso (habitualmente cerámica, aunque filosóficamente es aplicable a cualquier cosa) se fractura o rompe, se usa una resina a la que se le añade polvo de oro, y se repara, dejando unas cicatrices doradas, las cuales simbolizan una experiencia que otorga sabiduría y valor a un objeto, haciéndolo único y más bello aún.

En definitiva, convierte una cicatriz dorada, fruto de una fractura (o una derrota), en un elemento de orgullo y valor, de experiencia y de fortaleza. Para mí, el Kintsugi es una magnífica expresión de la resiliencia, uno de los valores de Horizonte Farma.

Horizonte Farma nunca fue solo una candidatura. Es un “nosotros”, en los mejores y en los peores momentos, que nos mantiene unidos aunque nos separen miles de kilómetros. Son 47 valores y la convicción permanente de actuar de forma coherente con ellos. Es una visión valiente y ambiciosa, pero factible, de la Farmacia Hospitalaria, y en mi opinión, la única posible para nuestra supervivencia profesional a medio y largo plazo. Son las lágrimas que se escaparon de todos los que nos querían y que nos han abrazado y reconfortado. Es la confianza de 519 socios de la SEFH. Es una forma diferente de entender la Farmacia Hospitalaria y la SEFH.

Hace un mes y dieciocho días, Horizonte Farma se convirtió en un sueño roto. He necesitado 41 días y cruzar un océano para entender que lo único que debía hacer era coger resina, polvo de oro, y juntar los pedazos rotos.

Horizonte Farma luce con orgullo sus cicatrices doradas, mas fuerte y con mas convicción si cabe. No necesitamos estar en la Junta Directiva de la SEFH para trabajar por hacer realidad nuestra visión y proyectos. Horizonte Farma ya no es una candidatura, pero sigue siendo una forma diferente de entender la farmacia hospitalaria, y el hogar de todos los que creen en ella.

Javier

Reconozco que, para mí, cruzar el Atlántico tiene algo de catártico. Hace años que publiqué que “…a veces hay que cruzar un océano para encontrar tu camino, y otras, hay que cruzar un océano para descubrir que lo que de verdad merece la pena lo tienes en casa…”.

De nuevo, la magia ha vuelto a aparecer.

Llegaba tocado a Centroamérica, lo reconozco. Hacía solo un mes y diez días que las elecciones de la SEFH habían arrasado el sueño de Horizonte Farma, nuestro sueño, con un resultado difícil de entender desde la perspectiva de proyecto, visión y trabajo.

Una de mis ponencias era el plan estratégico de Horizonte Farma, como un ejemplo de Plan Estratégico en Farmacia Hospitalaria, para que todos nuestros compañeros de Centroamérica conocieran e hicieran suyas aquellas ideas que más les gustaran, o incluso, porque no, el plan entero.

Hace tiempo que en mis ponencias intento contar historias, y por eso la empecé diciendo que “… hoy vamos a hablar de lo que algunos considerarán la historia de un fracaso, aunque yo no lo veo así, para mí es una historia de sueños rotos…”, expliqué porqué, y volví a contar nuestras creencias y nuestro plan, con la misma pasión y convencimiento que en plena campaña electoral.

Lo difícil de esta ponencia no era iniciarla, ni desarrollarla. Lo difícil era como acabarla, porque había que cerrar el circulo de los sueños rotos, e inevitablemente había que hablar de futuro, lo que me abocaba a enfrentarme a la realidad sin paliativos y a desenmarañar mis sentimientos, fueran estos los que fueran.

Aunque, si algo suele darme Centroamérica, es iluminación.

Kintsugi es una palabra japonesa que significa literalmente “cicatriz dorada”. Cuando un objeto muy valioso (habitualmente cerámica, aunque filosóficamente es aplicable a cualquier cosa) se fractura o rompe, se usa una resina a la que se le añade polvo de oro, y se repara, dejando unas cicatrices doradas, las cuales simbolizan una experiencia que otorga sabiduría y valor a un objeto, haciéndolo único y más bello aún.

En definitiva, convierte una cicatriz dorada, fruto de una fractura (o una derrota), en un elemento de orgullo y valor, de experiencia y de fortaleza. Para mí, el Kintsugi es una magnífica expresión de la resiliencia, uno de los valores de Horizonte Farma.

Horizonte Farma nunca fue solo una candidatura. Es un “nosotros”, en los mejores y en los peores momentos, que nos mantiene unidos aunque nos separen miles de kilómetros. Son 47 valores y la convicción permanente de actuar de forma coherente con ellos. Es una visión valiente y ambiciosa, pero factible, de la Farmacia Hospitalaria, y en mi opinión, la única posible para nuestra supervivencia profesional a medio y largo plazo. Son las lágrimas que se escaparon de todos los que nos querían y que nos han abrazado y reconfortado. Es la confianza de 519 socios de la SEFH. Es una forma diferente de entender la Farmacia Hospitalaria y la SEFH.

Hace un mes y dieciocho días, Horizonte Farma se convirtió en un sueño roto. He necesitado 41 días y cruzar un océano para entender que lo único que debía hacer era coger resina, polvo de oro, y juntar los pedazos rotos.

Horizonte Farma luce con orgullo sus cicatrices doradas, mas fuerte y con mas convicción si cabe. No necesitamos estar en la Junta Directiva de la SEFH para trabajar por hacer realidad nuestra visión y proyectos. Horizonte Farma ya no es una candidatura, pero sigue siendo una forma diferente de entender la farmacia hospitalaria, y el hogar de todos los que creen en ella.

Javier